Román de la Calle


LECTURAS Y APUESTAS EN TORNO A LA PINTURA DE FRANCISCA MOMPÓ

Quizás sea la experiencia visual del efecto de contraste la primera de las opciones perceptivas que se ofrecen a la consideración de nuestra mirada, cuando nos encontramos ante alguna de las últimas propuestas pictó¬ricas de Francisca Mompó.

Trátase de un efecto de contrastación basado, explícitamente, no sólo en la dualidad de técnicas empleadas -la emulsión asfáltica y la encáustica- sino, sobre todo, en la tensión compositiva que —mutatis mutandis-cada una de sus obras plantea y, a la vez, pretende resolutivamente armonizar.

Porque, de hecho, junto al efecto de contraste, conviene subrayar el esfuerzo de correlación que se establece entre las dualidades potenciadas, cuando vienen a dialogar en el mismo contexto compositivo. No faltan así los elementos de transición que, a manera de pequeñas bisagras perceptivas, penetran, prolongan y enlazan las internas estrategias del díptico -virtual o real- que define la complejidad de estos cuadros.

Pero, sin duda, tal encuentro y resolución plásticos conllevan, además, su propia historia, toda vez que representan, en realidad, el cruce de dos opciones respectivas, cada una de las cuales ha generado, previamente, sus correspondientes series de trabajos.

Así, la intensa sobriedad de los grandes formatos de emulsión asfáltica, arropaban en su seno una irreductible admiración por las poéticas de la materia, por la dura expresión, fuertemente contenida, que iba recorriendo los monocromos espacios de aquellos cuadros. Pero paralelamente, como si, en el fondo, se tratara -ni más ni menos- de visitar la otra cara de Jano, el recurso a la encáustica iba abriéndole también -en esa sosegada aplicación del color, mezclado con ceras, previamente calentado- todo un mundo bien diferenciado de procesos y matices, de veladuras y niveles distintos, en sus transparencias resultantes.

De este modo la poética de la materia se alternaba, en su quehacer, con la poética de los signos y de las calidades emergentes, estructuradas -unas y otras- con habilidad, a partir de mínimas opciones geométricas, donde anidaba cómodamente el color, arropando asimismo escuetas incorporaciones de collage.

Como no podía ser menos, ambos caminos -en su biográfica alternancia- vinieron a juntarse en un determinado momento, no ya en las paredes de su estudio, sino específicamente en la tentación de enfrentarlos en un espacio común y necesariamente compartido.

Es así como los juegos de tensiones, de técnicas y planteamientos compositivos dieron paso a una nueva serie de propuestas, donde los efectos de contraste y los esfuerzos de correlación -a los que antes aludíamos- iban a protagonizar, simultáneamente, las claves del lenguaje plástico asumido por Francisca Mompó.

¿Cómo no reconocer que el resultado de tales "encuentros" suponían mucho más que la suma de los directos elementos interactuantes? ¿Cómo ignorar que las auspiciadas integraciones abrirían, además, otros caminos de transacción y de aventura?

Justamente en ese filo de la balanza nos encontramos, donde todo -hasta las más radicales variaciones-cabe en el horizonte de lo posible.

Sin duda es tentador rastrear el modo en que la fragmentación visual del espacio pictórico ha ¡do incrementándose, como si se tratara de lanzar guiños diferenciados a la historia de la pintura, a la vez que se ha enriquecido, en sutilidades y autónoma riqueza, el papel armonizador y homogeneizante de la encáustica, frente al contrapunto persistente de la emulsión asfáltica.

Seguidor de la trayectoria artística de Francisca Mompó, diríase que paulatinamente he podido obser¬var cómo junto a su entusiasmo por las raíces expresivas de la materia se ha ido abriendo -parí pasu- un decidido decantamiento en favor del mundo de los signos y de las formas mínimas, habitadas por sutiles juegos de color.

Es posible pensar asimismo que una soterrada predilección por la influencia de lo primitivo en la historia cultural de nuestro siglo no deja de llamar con insistencia a las puertas de su reciente quehacer pictórico. Y, desde tal perspectiva, me arriesgaría personalmente a apostar por nuevas aperturas en su itinerario plástico.

Más allá de las radicales opciones matéricas -en su ascética monotonía- me parece adivinar la inquie¬tud de otras claves más desterritorializadas y heterogéneas en su plural dicción, más ricas -en su complejidad- y también menos contenidas.

Incluso ciertos objetos, descubiertos en algún rincón de su estudio -como a la espera de merecer una mayor atención-, pueden facilitar ya determinadas pistas en favor de otros derroteros, quizás complementarios.

De algún modo, su pausada y minuciosa dedicación al tratamiento de la encáustica, le permite alcan¬zar, cada vez, mayores calidades en los valores plásticos de sus obras y conseguir efectos visuales altamente matiza¬dos entre los juegos de transparencia y opacidad de las ceras.

Pero es también en las aperturas, rompimientos y composición de los soportes, donde se plantean y determinan las opciones del espacio pictórico. Y su intervención, en ese sentido, no deja significativamente de incrementarse.

¿Cómo no traer a colación, desde tal perspectiva, su estimulante descubrimiento de las posibilidades pictóricas y expresivas de una serie de máscaras -libremente interpretadas- convertidas, ellas mismas, en relevante espacio de plasticidad?
Sin duda es viable establecer un importante diálogo de préstamos e intercambios crecientes entre sus cuadros y sus "máscaras". Con dio se abre un camino de indiscutibles posibilidades, en el cual las respectivas fronteras -a mi modo de ver- irán cediendo para propiciar mayores trueques de dicción de recursos pictóricos y de aperturas espaciales e incluso volumétricas.

Hacia ese concreto reto -como fuga in avani-, donde la desterritorialización de los límites entre pintura y escultura firma un pacto de amplia colaboración, se orientan ahora nuestras particulares expectativas, respecto a la trayectoria artística de Francisca Mompó.

En cualquier caso -veritas filia temporis- aguardamos que su propio quehacer lance los dados y tome la iniciativa.