Artes Plásticas - 1994
Texto: Felisa Martínez de Andrés


La huella Encaústica de Francisca Mompó

EL éxito de Francisca Mompó es una cuestión de honradez artística. Nada da la impresión de que trate de renunciar a sus fuentes, sino más bien de presentarlas de otra manera. El crítico e inteligente sentido selectivo de francisca Mompó a la hora de elegir un lenguaje, le ha permitido asimilar y reinterpretar.
Ella basa su trabajo en las texturas, verdaderos trabajos de "artesanía ", Y en el recio efecto de contrastes cromáticos de negros y blancos. La materia en sus cuadros es fundamental, forma una pasta equívoca entre aterciopelada, arrugada, polvorienta y alquitranada, de clarísimas estructuras formales y de gran poder expresivo.
Su principal logro ha sido recuperar el método de la cera encaústica. Esta técnica, que tuvo su origen en la antigua Grecia y que se aplicaba tanto sobre la pintura de caballete como sobre la pintura mural, cayó en desuso en el Renacimiento, pero los resultados que se podían obtener con ella eran realmente variados. Como podemos contemplar en los cuadros de Francisca Mompó este procedimiento posee unas propiedades físicas y visuales muy particulares, dado que la cera le permite lograr desde un efecto de transparencia a la opacidad más absoluta. Es decir, la manipulación de esta técnica le permite a la artista un juego expresivo realmente admirable.
Francisca Mompó ha imprimido su sello en base a utilizar esta técnica, trazando un estilo que le da un áurea particular y que la distancia a la vez de todas aquellas relaciones que se puedan establecer con los pintores matéricos españoles de la segunda mitad de siglo, con la abstracción, o con algunos artistas pops, como el americano Jasper Jhons.
A pesar de la constante utilización del blanco y negro, la obra de esta artista no trasmite esa fuerte carga emocional y patética de la pintura expresionista matérica. Sus obras, de anchas y planas pinceladas de color, poseen la claridad estética, la sinceridad y la belleza de las insignias de una nación en este caso desconocida o más bien inventada. Es precisamente las grandes pero vivas superficies monocromáticas lo que hace que esta obra sea más y más fuerte.
Francisca Mompó emplea abundantemente el negro, color que, como expresó Rafael Alberti, en manos de algunos artistas adquiere algunas veces un enorme poder cromático, caso de artistas como Gaya, Saura o Tapies y a otros muchos pintores españoles.
Francisca Mompó se revela en este momento, dentro de lo que es su estilo, en la plenitud de una madurez técnica. Nos ha ofrecido un trabajo coherente realmente sólido.




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